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Esperando a que amainara la lluvia por las calles de la Judería Cordobesa, esperaba ansioso poder fotografiar a Jose, sin duda tanto la magia de sus calles como Jose ayudó a que todo fuera más fácil.
Córdoba en semana santa se envuelve de gente, de historias, de azahar, de incienso, de saetas, de alma.
Jose sedujo sus calles con su corazón, con su simpatía y con su saber estar. Sin duda tiene ese espíritu andaluz del que tanto se habla, un espíritu humano y humilde camuflado en un hombre de carne y hueso, la esencia de esas calles no es solo su arquitectura si no la estela que deja la gente que pasa por ellas.
Gracias Jose por dejarme ver tu luz, por iluminar las calles Cordobesas.
Un fuerte abrazo.
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